Nunca negaré que siento una especie de fascinación morbosa e
irracional por la programación televisiva nocturna, con esos encendidos debates
sobre política y fútbol, con esos anuncios de contactos con pinta de ser más
falsos que una moneda de tres euros, con esos acertijos absurdos y manipulados
a más no poder, o con esos videntes que todo lo saben. Sobre estos últimos, alguno podría decir “si saben tanto ¿Cómo es que no conocen la
combinación de la lotería y están ahí currando?” y posiblemente tenga razón,
pero el vidente descrito anteriormente, de mirada profunda, cartas de tarot
sostenidas, larga melena, cara de gitana (como diría Daniel Magal),
expresión cadavérica, nariz prominente, sonrisa forzada y voz profunda, es una
excepción.
Se trata de Sandro Rey (así se llama este gacho) y este sí
sabe el número o la combinación donde va a tocar la lotería. La prueba es que
dentro de su programa tiene una sección llamada “el número de la suerte” donde
la peña va llamando y el gran maestro de la videncia les va diciendo uno tras
otro el número o combinación ganadora. El problema es que SOLO se limita a
decir el número, de tal manera que ese número que me da puede salir en el
sorteo de la ONCE o en el de la rifa del colegio de enfrente. O puede salir en
el sorteo de mañana o en el dentro de 100 años. Pero bueno, eso son sólo
“pequeños detalles”. El caso es que él sí sabe ese tipo de cosas, por lo cual
deducimos que está todas las noches en la tele porque quiere hacer un servicio
a la sociedad…
El formato del programa donde sale este crack y que lleva
por título “Conexión Total” me recuerda al de “Carrusel Deportivo”. Vemos una
presentadora recordándonos que cuenta con los mejores adivinadores y
repitiéndonos constantemente que llamemos para hablar con ellos(sería como Pepe
Domingo Castaño). Luego sale en primer plano y asumiendo el papel de
protagonista del show el tal Sandro Rey (¿Manolo Lama?), y en unos pequeños
recuadros en las esquinas aparecen otros dos videntes que asumen un papel
secundario, con intervenciones puntuales. El caso es que aquí, en lugar del
“Pi-pi-pi-pi, haaayyyy gooollllll en Las Gaunas, Pepeeeee” del “Carrusel”, aquí
hay un sonido de teléfono llamando y las palabras “una llamada tras otra” en de
la entusiasmada presentadora.
Y luego cuando te pones a ver el programa, este depara
grandes momentos. Recuerdo la noche donde fui a ver un partido de fútbol que
fue absolutamente deplorable y soporífero, y cuando llegué a casa y veía a
Sandro Rey mientras cenaba, me lo pasé mejor que en el partido. Qué gran
momento ese de:
(Diálogo aproximado)
- Buenas noches, señora ¿en qué puedo ayudarle?
- Llamo para preguntar por mi marido
- Su marido tiene problemas de estómago ¿verdad?
- ¿Mi marido? Nooooo, si está muerto…
O esa que también preguntaba por su marido:
(Diálogo aproximado)
(Diálogo aproximado)
- ¿Está usted preocupada por el trabajo de su marido?
- Noooo, es que está en la cárcel.
Y qué decir de esa mujer de Alicante que llama para
preguntar por su hijo:
(Diálogo aproximado)
(Diálogo aproximado)
- Está usted preocupada por su hijo ¿verdad?
- Bueno, es que mi hijo desapareció hace tres años y no se sabe nada de él.
- Sandro (al instante y sin dudar): Esta en Baleares. Sí, yo lo veo allí.
Imaginarse a la pobre madre rastreando toda la zona,
llamando al Lobatón, todas las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado
siguiendo la pista al hijo de esta señora sin poderlo encontrar, y llega el tío
este y en un momento sabe su paradero.
Y encima a la presentadora se le cae la baba con las
“predicciones exactas” de Sandro Rey.
En fin, seguiré escribiendo más sobre Sandro Rey y sobre los
videntes y la televisión “alternativa” (Sandro Rey, de hecho, casi merecería
una sección propia). Pero de momento, vaya por delante esta reflexión sobre los
videntes de mi amiga Carrie Bradshow: “En Estados Unidos, la gente cuando tiene
un problema va al psicoanalista. Aquí en España, llamamos a los videntes”.
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