Cuando los nobles ingleses inventaron el Soccer en el siglo
XIX, lo concibieron como un deporte de caballeros, un juego donde el respeto al
compañero era máximo.
Al cabo de muchos años, toda una generación crecimos
visualizando los valores que nos inculcaban los dibujos animados de
“Campeones”. De la serie, aparte de Oliver y Benji, recuerdo a Mark Lenders, un
jugador de indudable talento pero chulo, sucio y antideportivo que, al final,
reconocía su derrota deportivamente y acababa felicitando al campeón.
Bien, pues en nuestra amada Liga Española de hoy en día,
cualquier parecido con ese deporte de caballeros es pura coincidencia, y los
Mark Lenders pueblan el panorama del balompié nacional sin ninguna intención de
“bajar de las nubes” y respetar al rival.
Vomitivo periodismo más propio de la prensa rosa,
declaraciones altisonantes, peleas entre futbolistas y entre entrenadores, caciques de pueblo
reconvertidos a presidentes de equipos para ganar popularidad y de paso hacer
negocios, manipulaciones, dobles y triples raseros… mierda, mierda y más mierda
que al final desemboca en una cosa: aficionados hasta los h… (como quien
escibe).
El último capítulo de esta novela negra en que se ha convertido
el fútbol español es el bochornoso espectáculo del Villarreal – Real Madrid que
se jugó el miércoles 21 de marzo. La actitud REPUGNANTE de un Real Madrid
carcomido hasta la nausea en sus teóricos valores deportivos por personajes esperpénticos
y marrulleros como su entrenador Jose Mourinho ("ahora me enfado y no hablo"), varias de sus “estrellas”
(“robar, robar, sólo robar…” “vaya atraco, hijo de p…”, amén de patadas en las
paredes y en las puertas de los vestuarios, insultos a aficionados…) y hasta su
preparador físico (cuatro expulsiones lleva el colega) junto con la repercusión
mediática que tiene uno de los equipos más poderosos del planeta, hace que uno
se pregunte si bochornosas actitudes como las del miércoles son ejemplo para
alguien de las millones de personas que siguen a este equipo. Y si lo son, y
especialmente se trata de niños o de gente joven, me pregunto qué clase de
sociedad estamos creando o se va a crear, cuando una de las pocas cosas buenas
y nobles que nos quedan, como es el deporte y sus valores, es corrompida y
manipulada por unos multimillonarios en pantalón corto encumbrados al Olimpo
por unos sectarios medios de comunicación.
Hasta qué punto llega el surrealismo y la burricie, que en
el partido comentado el Real Madrid fue FAVORECIDO por el árbitro, ya que en la
primera parte no le pitó dos claros penaltis en contra, con 0-0 en el marcador…
y por supuesto el Villarreal no se fue al descanso montando ningún circo ni haciendo
aspavientos. Vamos, lo nunca visto: Le perdonan dos penaltis al Real Madrid y encima se
quejan, lloriquean y hablan de robo. De verdad, parece sacado de un tebeo de
Mortadelo y Filemón.
Ah, y subrayo, para
que no haya sospechas: me da igual que estos comportamientos comentados vengan
de un equipo o vengan de otro. Son patéticos y censurables en todo caso. Pero más si cabe de un equipo poderoso y mediático, por lo explicado anteriormente.
Yo como aficionado al fútbol estoy HARTO de que jornada sí y
jornada también se presione a los árbitros por parte de los medios de
comunicación y de los equipos, sobre todo de los grandes. Porque supongamos que
yo soy árbitro y me toca arbitrar un partido de un equipo pequeño contra uno
grande y hay una jugada que no tengo clara. Bien, las variables son las
siguientes:
1
- Pito a favor del grande y acierto: Ok.
- Pito a favor del grande y me equivoco: No pasa nada, porque mi error perjudica a un equipo con unos pocos miles de aficionados, y además los medios de comunicación dejarán en un segundo plano mi error hablando de lo bueno que es este jugador o qué crack es el otro.
- . Pito en contra del grande y acierto: Aunque yo lleve razón, me van a montar un cirio (como se vio en el partido comentado).
- Pito en contra del grande y me equivoco: Qué Dios me coja confesado. Millones de personas no pueden dormir tranquilas. Me convierto en el hombre más odiado del país. Cada segundo, la gente se acuerda de mi madre. Me sancionan sin pitar un montón de partidos. Los medios de comunicación me crucifican… etc.
Por lo tanto, si hay alguna
predisposición en el arbitraje no es a pitar a favor de este o a favor del
otro. Es a pitar, simple y llanamente, a favor de los grandes, de los
poderosos. Y, desde que yo tengo uso de razón, en el balance global de una
temporada, los árbitros a los grandes siempre les dan muchiiiiisimo más de lo
que les quitan. Además, esta penosa actitud de poner a los árbitros en el punto de mira acaba salpicando a otras categorías, y continuamente se ven en el fútbol regional e incluso en partidos de niños amenazas, agresiones... contra chavales que van a arbitrar lo mejor que pueden y que lo único que quieren es dedicarse a su hobby.
Todo esta basura que no es deporte ni es nada adultera la competición, la
manipula, la pudre, y hace que cada vez los poderosos sean más poderosos y
tengan más aficionados, y los equipos pobres sean más pobres y tengan menos
aficionados; que no haya alternativas a los poderosos y que sea un juego
aburrido, monótono, previsible e incluso casposo.
A esto contribuyen, además, otros
factores, como la INFAMIA del reparto insultantemente desigual de los derechos
de TV entre los distintos clubes… pero eso será tema de análisis en otro post.
2 comentarios:
Sin embargo, en la vida "real", en temas que sí afectan a las personas, esta diferencia entre los poderosos y los débiles es igual de asquerosa que en el fútbol y ahí nadie pone un grito al cielo con la misma magnitud que el MARCA y el SPORT.
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