De un tiempo a esta parte, se han puesto de moda las sandalias para caminar por las ciudades. Sus defensores argumentan que su comodidad no tiene comparación. Sin embargo, yo opino de otra manera.
Para empezar, me parece algo grotesco y antiestético a más no poder. Si uno va a la playa, pues bien... pero si uno va a caminar por una ciudad, pues es incómodo y feo de narices. "Es muy cómodo", dicen, claro, hasta que pisas un chicle o una mierda. Si eso ya es una guarrada con un calzado normal ¿os imagináis con unas chanclas?
Pero claro, la imagen que se ha puesto de moda, por lo visto, es el del típico español moderno (?) con las gafitas de sol en la cabeza, la mariconera a un lado, las bermuditas y las sandalias (y si se puede enseñar algún tatuaje en el cuello o en los gemelos, mejor); ahora porque hace frío, pero esperad, esperad a que llegue el buen tiempo y empezaréis a ver ejemplares como setas... todos iguales, qué personalidad tenemos ¿eh? (no hay más que ver a makinetos, chonis y demás, para los que este look es algo imprescindible cuando llega el buen tiempo).
Dentro de las chanclas, merecen consideración especial las de dedo; esas que metes el dedo gordo por un lado, en medio hay un trozo de goma, y el resto de los dedos por otro lado. Yo he intentado probarme alguna de estas, y es superior a mis fuerzas; me siento incómodo, dolorido, ansioso, estúpido ¿quién puede llevar eso?
¡En fin, que vivan los vaqueros largos de toda la vida, y las zapatillas deportivas!
28 de diciembre de 2011
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