Son las 8:30. He de ir a trabajar. Ayer aparqué en una calle pequeña cerca de mi casa donde hay un colegio. Toda la calle está llena de críos, madres y padres. Cada día cierran la calle para que ningún coche pueda entrar a las horas de entrada y salida de los críos.
Enciendo el coche. Empiezo a salir de donde lo tengo aparcado y unos críos se ponen a jugar en el coche de delante. Uno se pone entre mi coche y el de delante. No se da cuenta de que yo estoy ahí, intentando salir. Cuando por fin me ve, pone una cara de no saber dónde meterse por el ridículo que estaba haciendo. Me río para mis adentros.
Consigo incorporarme a la calzada y delante de mi hay una horda de críos y "personas" mayores chillando. Me cago en todo lo que se menea. Avanzo cuidadosamente. La "gente" parece que va apartándose lentamente también –hay que joderse–. Algunos no se dan cuenta –o no quieren darse cuenta–. Me toca frenar. ¿Por qué no caerá el meteorito aquí?
La gente me mira raro. Parece que no entienden qué coño hago yo allí intentando pasar por esa calle que está cerrada. Supongo que no habrán caído en que ya estaba en la calle y mi única forma de salir es yendo hacia adelante pero, me da igual, los odio. Acaban apartándose. Ya queda menos. Ahora llego al paso de cebra, última prueba antes de poder salir de la maldita calle del colegio. Nada, siguen todos en medio mirándome mal. Me acuerdo de todos sus familiares y estoy a punto de utilizar el claxon, pero parece que se dan cuenta y se apartan. Pero me miran mal.
Por fin consigo salir. Son las 8:40. He tardado 10 minutos en salir de una calle que no llegará a 100 metros siendo generoso. ¡Serán cabrones!
Para que os situéis, el colegio hace esquina. Tienen dos puertas. Una en la calle donde ha ocurrido esta historia y la otra en una calle mucho más grande con una acera lo suficientemente espaciosa para que todos los críos y sus padres estén sin molestar al tráfico. Pero no, en vez de utilizar la acera, ¡vamos a cerrar toda una calle para que los niños puedan juguetear y de paso le tocamos los cojones a los que quieren aparcar –o salir–!
Por no hablar de todos los coches en segunda fila en la calle grande. Con el beneplácito de los guardias de "movilidad" –esos hijos de puta enchufados que lo único que hacen es tocar los cojones a los que no tienen que tocárselos–.
Pues bueno, nada... Así están las cosas. Toca joderse. Si es que se merecen un meteorito en todo el puto cráneo...
3 de noviembre de 2011
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11 comentarios:
Por lo demás, lamento lo ocurrido. Yo también tengo un colegio al lado de mi casa y sé de lo que hablas...
Scythe:
" No! Ni hablar! No dejaré que cortéis mi camino!
¡¡¡¡¡¡¡Dame tu fuerza Pegasoooo!!!!!!! "
Y los rebientas a todos y juegas con ellos al Carmageddon
¡Que los pongan en la otra calle que no molestarán! Y así, de paso, dejarán a la gente circular tranquila...
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